sin pena ni gloria

unha emoción compartida
é un contrato íntimo
que vai máis alá das palabras

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"¿De quién estamos hablando?"

Publicado en 27 de Diciembre, 2005, 10:43. en HAY VIDA AHÍ AFUERA.
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En un mes de Octubre, en vísperas de la segunda guerra en Europa, una mujer toma un tren en una  populosa capital con destino a una zona turística al lado del mar.
Como equipaje solo lleva una decisión: no volver.
Madre soltera, escribe una carta a su único hijo y envía un poema a un periódico.
Ella es maestra,  nacida en un país alpino, hace más de cuarenta años. Ahora, a miles de kilómetros de ese lugar, es conocedora de una emfermedad mortal que avanza, la misma que un año antes llevaría a uno de los hombres que amó a brindar con cianuro.
Cansada, confusa, abandona su poético mundo y, pasando las doce de la noche, se dirige hacia el lugar donde al día siguiente ha de ser encontrada por dos trabajadores. Era lunes. Su cuerpo yacía donde hoy se levanta un  monumento que mira a aquél que fue quien cumplió su último deseo: un abrazo.
De ese abrazo y de ellos los dos me habló una triste canción.
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Ese es el texto que ha puesto Carlos en el juego de "adivina el personaje", en el foro en el que participo.
Aparte de la redacción, que ya mueve a indagar, cuando descubres de quien se trata, todo encaja. Una mujer que escribe versos como estos: 

Mírame aquí, pequeña, miserable,
Todo dolor me vence, todo sueño;
Mar, dame, dame el inefable empeño
De tornarme soberbia, inalcanzable.

Una mujer con tanta sensibilidad, pero llena de miedos, neurótica, capaz de ahogarse en la tristeza. Leo su biografía y, sin parecerme en nada, me veo en un espejo. Hace algún tiempo leí un poema que hice mío, sentido en cada palabra:

DATE A VOLAR

Anda, date a volar, hazte una abeja,
En el jardín florecen amapolas,
Y el néctar fino colma las corolas;
Mañana el alma tuya estará vieja.

Anda, suelta a volar, hazte paloma,
Recorre el bosque y picotea granos,
Come migajas en distintas manos
La pulpa muerde de fragante poma.

Anda, date a volar, sé golondrina,
Busca la playa de los soles de oro,
Gusta la primavera y su tesoro,
La primavera es única y divina.

Mueres de sed: no he de oprimirte tanto...
Anda, camina por el mundo, sabe;
Dispuesta sobre el mar está tu nave:
Date a bogar hacia el mejor encanto.

Corre, camina más, es poco aquéllo...
Aún quedan cosas que tu mano anhela,
Corre, camina, gira, sube y vuela:
Gústalo todo porque todo es bello.

Echa a volar... mi amor no te detiene,
¡Cómo te entiendo, Bien, cómo te entiendo!
Llore mi vida... el corazón se apene...
Date a volar, Amor, yo te comprendo.

Callada el alma... el corazón partido,
Suelto tus alas... ve... pero te espero.
¿Cómo traerás el corazón, viajero?
Tendré piedad de un corazón vencido.

Para que tanta sed bebiendo cures
Hay numerosas sendas para tí...
Pero se hace la noche; no te apures...
Todas traen a mí...

Y,  a través de estos versos llegué a ella, a la autora:

Alfonsina storni

Monumento a Alfonsina Storni en el lugar donde se suicidó en la playa de la Perla, en Mar de Plata.

La "triste canción" es