voces, risas, carreras, caras, nombres, vinieron del pasado, pasaron a mi lado sin verme. niñas con el pelo mojado salian de la ducha; merendaban manzanas o chocolate; se reunían en corrillos. tocaba la campana del patio, y corrían a la fila. a la fila para comer (los jueves caldo gallego y tortilla); a la fila para dormir. las niñas colocando la colcha haciendo pliegues plisados en las esquinas... todas fantasmas imaginarios, porque ya ninguna habita ese espacio. esas niñas ya no existen. ya no existimos.
*esta mañana, más de 30 años después, volví a entrar en el internado en el que pasé 5 años de mi vida. (fueron buenos años, aunque me perdí vivir cosas importantes que ocurrían fuera, pero esa es otra historia) están reconvirtiendo el edificio para otros usos. pronto del antiguo colegio no quedará nada más que la fachada, o tal vez ni eso. estuve en los dormitorios, en la enfermería, en la antigua capilla, que ahora s un trastero. en los pasillos, debajo de la capa de polvo, todavía se distinguía el color del sintasol que tantas veces tuve que fregar.
las paredes hicieron de máquina del tiempo, y horas más tarde aún estoy emocionada: no todos los días se viaja al pasado.
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